A un mes de la insurrección en Chile

Se cumplen un mes desde que comenzó un movimiento insurreccional en Chile. El levantamiento de las masas ha colocado contra las cuerdas al gobierno empresarial de Sebastián Piñera, uno de los hombres más ricos del continente. Frente al movimiento ha propuesto, siempre tardíamente, concesiones mínimas que son únicamente una trampa para desmovilizar a la clase trabajadora y la juventud. Sumado a ello, la represión ha suscitado episodios gravísimos de violaciones a los Derechos Humanos, como torturas y abusos sexuales. A la fecha cifras oficiales cuentan 23 muertes, más de 3.000 heridos, entre los cuales más de 200 personas han tenido daño ocular, con pérdida permanente en la visibilidad de uno de sus ojos.

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El acuerdo entre oficialismo y oposición es una trampa constitucional

A primeras horas de la mañana de hoy se anunció un acuerdo entre oficialismo y oposición (con la excepción del PC) sobre la elaboración de una nueva constitución.

Los puntos centrales del calendario son:

– plebiscito en Abril 2020 con dos preguntas: nueva constitución SI o NO; y cual sería el mecanismo: Convención Mixta (compuesta en parte por parlamentarios actuales y otros electos para esa función) o Convención Constitucional (con todos los miembros electos)

– si se aprueba Convención Constitucional esta será elegida en Octubre de 2020

– en un máximo de un año la nueva constitución sería sometida a referéndum (estamos hablando de 2021)

El acuerdo contiene toda una serie de limitaciones muy importantes:

– la elección a la Convención será por el mismo sistema que las actuales elecciones burguesas (primando por lo tanto los partidos existentes, con sistema de arrastre de votos, etc.)

– la Convención no será soberana, no podrá afectar los demás órganos del estado, y no podrá decidir ni siquiera sobre sus propias normas

– las decisiones serán por quorum de 2/3 – es decir si la derecha consigue 1/3 tendrá derecho de veto

– el congreso actual, totalmente desacreditado y sin legitimidad, tendrá también que ratificar la constitución que saliera

– cualquier disputa sobre el acuerdo será dirimida por una comisión paritaria oficialismo – oposición, es decir el gobierno de Piñera tiene la última palabra

De lo que estamos hablando entonces es de una Convención blindada por el régimen, con toda una serie de mecanismos que aseguran que el levantamiento popular del último mes no va a tener voz decisoria en la misma.

El punto más importante en realidad es el primero cuando dice: “Los partidos que suscriben este acuerdo vienen a garantizar su compromiso con el restablecimiento de la paz y EL ORDEN PÚBLICO en Chile y el TOTAL RESPETO DE los derechos humanos y LA INSTITUCIONALIDAD democrática VIGENTE”. Es decir, todos los partidos firmantes se comprometen a sacar el levantamiento contra el régimen de las calles y meterlo en un corral constitucional controlado. Todos ellos entran en el juego de la “unidad nacional” y una “salida institucional”, apareciendo en la foto conjunta para las portadas de los periódicos.

La postura del PC de no firmar es digna, pero muchos de sus voceros siguen presentando el acuerdo como un “tremendo triunfo” (Carmen Hertz).

El levantamiento popular debe rechazar esta farsa firmada por el oficialismo y una nueva versión de la Concertación. Hay que continuar en las calles, fortalecer las asambleas y cabildos auto-convocados, organizar comités de resguardo y seguridad, cabildos regionales. El siguiente paso del movimiento debe ser preparar una huelga general indefinida para tumbar al asesino Piñera. Sobre esa base se puede convocar una Asamblea Nacional de la Clase Obrera y el Pueblo que decida sobre todo.

Chile: después de la marcha más grande de la historia, esto no ha terminado ¿cómo avanzar?

El viernes 25 tuvo lugar la marcha más grande de la historia de Chile, con al menos 1 millón 200 mil personas sólo en Santiago. Las consignas principales exigen vivamente la renuncia del presidente Piñera. Otras consignas celebran el despertar del pueblo chileno. Escenas equivalentes se vivieron en otras ciudades. Esta convocatoria supera la del cierre de campaña del NO en octubre del 88’, donde hubo 1 millón de personas. Ni migajas, ni concesiones, ni pacos y milicos pudieron parar esto.

El movimiento de protestas, que lleva más de una semana, ha resistido el estado de emergencia y el toque de queda en las ciudades de Chile. Esto después que el presidente Piñera, uno de los hombres más ricos de Chile, declaró la guerra a los pobres ante los ojos de todo el mundo. El día sábado Piñera anunció el fin del estado de emergencia desde la noche del domingo, y el fin del toque de queda. Además insistió en la agenda social que propuso antes en la semana y un nuevo gabinete anunciado el lunes. Se propone que el país vuelva a la “normalidad”. Es precisamente esa normalidad cínica y miserable contra la que se rebela el pueblo. En Chile algo ha cambiado para siempre.

Desde que comenzaron las protestas cifras oficiales reportan más de 3,000 detenidos. Se investigan muchísimos casos de torturas y violencia sexual. El uso de balines apuntados al rostro ha dejado más de 125 personas con heridas oculares. El vicepresidente del Colegio Médico ha definido esto como “una emergencia sanitaria, una verdadera epidemia”. Han habido al menos 21 muertos. Niños y jóvenes, hombres y mujeres, que dieron sus vidas desafiando la represión. Dentro de todos algo ha muerto. Los nostálgicos de la dictadura han revivido los horrores de las violaciones a los Derechos Humanos, y con ello han sepultado las ilusiones de los últimos 30 años de democracia postdictadura. Pero también algo ha comenzado a nacer. Dos o tres generaciones se han tomado de la mano para hacer historia. El pueblo trabajador se encuentran por millones en las calles y no quieren volver a soltarse. Se desvanece la ilusión de la clase media ante la riqueza grosera del 1% que concentra el 33% de los ingresos.

Una vez que los explotados se han estirado de cuerpo entero para sentir su enorme fuerza a lo largo del territorio, ahora toca golpear todos juntos al punto de ataque. Si se deja pasar el tiempo, el cansancio y el desgaste harán lo suyo. Los políticos profesionales de las cocinas y arreglines ya han comenzado a actuar. Las masas tienen instinto y no aceptando la normalidad que quieren imponer, marchan dirigiéndose a los centros de poder. Al edificio del Congreso en otra marcha histórica en Valparaíso el día domingo. Y el lunes a La Moneda en Santiago. Múltiples marchas se repitieron en regiones. Es el momento de organizar, y coordinar las luchas a nivel nacional. De clarificar los objetivos y medios de alcanzarlos. Se necesita una dirección que ofrezca una perspectiva clara y decidida que vaya más allá de los límites del sistema capitalista en crisis. El nivel de claridad estratégica de la dirección del movimiento determinará el futuro de toda una generación.

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Piñera se ocupa de ganar su guerra por el Engaño y la Fuerza.

Hace sólo unos días el empresario-presidente Sebastián Piñera anunciaba la suspensión del alza al pasaje de transporte. Una medida parche, al mismo tiempo que implementó el toque de queda. Luego de las primeras horas de furia y confusión de la movilización espontánea, se quiso justificar la militarización con una fuerte mediatización de saqueos e incendios, que intentó opacar el carácter masivo de las movilizaciones.

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Masivo porque hay un descontento muy amplio y profundo contra 30 años de medidas anti-obreras, de una política que privatizó los recursos naturales y los derechos sociales. Un régimen que asegura impunidad para los ricos y poderosos cuando se coluden, estafan y evaden impuestos. Hay una rabia profunda contra los militares en las calles, en un país que vivió por 17 años una de las dictaduras más sangrientas del continente. El estado de emergencia se implementó antes de que ocurrieran los hechos más violentos e incendiarios de la jornada. Fue una medida provocadora y descriteriada.

Los medios de comunicación en días siguientes, quizás preocupados por la pérdida de credibilidad que haría fracasar cualquier estrategia comunicacional, pasaron a poner al centro las expresiones “pacíficas” de las protestas. Esto también constituye una manipulación tremenda. Tan reduccionista como decir que el pueblo se manifiesta exclusivamente de forma violenta, es decir lo opuesto, que éste es intrínsecamente pacífico. Pues lo cierto es que el pueblo chileno en años anteriores ya tuvo marchas multitudinarias y protestas pacíficas (incluidas genkidama y besatones). Estas casi siempre terminaron en comisiones parlamentarias y cooptando a los dirigentes.

El martes pasado el presidente Piñera hace unas propuestas al país, una agenda social que más parece un bono de término de conflicto laboral. Esas migajas que los patrones acostumbran ofrecer para terminar una huelga. Por ejemplo, un aumento de 20% a la Pensión Básica Solidaria que hoy es de 110 mil pesos, o sea un aumento de poco más de 20 mil pesos (unos US$30). Asegura también un Ingreso Mínimo Garantizado de 350 mil pesos, para complementar el salario de aquellos trabajadores a jornada completa que reciban menos de esta cifra. En circunstancias que el sueldo mínimo es de 301 mil pesos. Las medidas que Piñera propone son en el fondo subsidios que serán otorgados a los mismos privados que se han enriquecido con los derechos sociales. Otro par de medidas importantes ya habían sido anunciadas. Como el proyecto que termina con el Sename, y el de Sala Cuna Universal.

Una medida que no anunció públicamente fue el llamado a reservistas del Ejército, quienes según el Ministerio de Defensa, no saldrían a patrullar, sino que cumplirían con labores administrativas. Esto reveló el agotamiento que el personal vivenciaba. El gobierno en cada episodio ha combinado concesiones mínimas con más represión. Es por el engaño y la fuerza.

Por otro lado, el nuevo gabinete anunciado el día lunes, fue un enroque descarado que sigue incluyendo a rostros odiados de la derecha. No cambia a ministros sectoriales que mucho contribuyeron a la situación actual, como lo es Transportes y Educación.

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El movimiento necesita una dirección. Sobre la Mesa Unidad Social y la Asamblea Constituyente

La espontaneidad de las protestas representó una ventaja en sus primeras fases. Superó los métodos rutinarios y el pesimismo en organizaciones sindicales y de izquierda. Pero si la creatividad de los trabajadores y la juventud no encuentra una expresión organizada con el objetivo de vencer, toda su energía puede disiparse. No debemos olvidar que la clase dominante no escatina en medios violentos y conspira constantemente para engañar y dividir al pueblo.

Algo que sorprende sobre este movimiento, es lo mucho que ha avanzado en unos pocos días, disponiendo de una diversidad de métodos acumulados por los episodios de movilizaciones anteriores. Evasión del pasaje, por supuesto. Luego insurreccional, por cierto. Con barricadas y lucha callejera, pero también festivo y cultural. Incendios y saqueos a comercios usureros y coludidos, pero además memes, graffitis, danza, cantos y conciertos. Pero de manera decisiva ha entrado en escena la huelga general en la que la clase obrera se hace consciente de su propio poder.

Desde el principio los trabajadores portuarios han expresado su solidaridad de clase y agitado la huelga general. Esto se concretó el día lunes en un paro de casi la totalidad de los puertos. Esta situación ha forzado a las direcciones oficiales a convocar un paro nacional y jornadas de asambleas, para el miércoles 23 y jueves 24. Quienes convocaron son la Mesa Unidad Social, compuesta por organizaciones sociales y sindicatos como la CUT, ANEF, CONFUSAM, Colegio de Profesores, portuarios, mineros, banca, comercio, Coordinadora No Más AFP, Coordinadora 8M, MODATIMA, etc. Esta coordinación de organizaciones hizo un llamado a una huelga general y manifestaciones, empujada por el propio movimiento. La respuesta fue muy positiva. Las manifestaciones del día miércoles en el centro de Santiago fueron aún más masivas que en días anteriores. Contaron con la participación activa de numerosas organizaciones de trabajadores y movimientos sociales. Lo mismo en puertos y ciudades de todo Chile. Algunas ciudades han protagonizado revueltas regionales en los últimos años y han ganado experiencia enfrentando la represión.

Este lunes la Mesa Unidad Social ha presentado un Pliego de los Trabajadores y Trabajadoras de Chile. Las demandas que incluye el petitorio son correctas y resúmen en gran medida los agravios que ha levantado el propio movimiento. La Unidad Social ha efectuado un llamado a paro nacional para el miércoles 30 de octubre. Es fundamental que los trabajadores no abandonen las calles y continúen alerta. Sin embargo, pasar de convocar una huelga de 48 horas la semana pasada a una de 24 horas esta semana muestra claramente las limitaciones de este organismo, que en lugar de dar dirección al movimiento, va por detrás del mismo. El peligro es el de caer en una sucesión de convocatorias, una detrás de otra, sin que haya una perspectiva clara de avance del movimiento a formas superiores de lucha. Esto llevaría al desgaste de las masas en marchas y protestas sin una perspectiva clara. Es una actitud pusilánime esperar sentarse a dialogar este pliego con el presidente, cuando lo que millones en las calles exigían el viernes era “Fuera Piñera”.

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En circunstancias que está planteado hacer caer el gobierno y conseguir el triunfo de un pliego de trabajadores y trabajadoras mediante el total desenvolvimiento de la capacidad coordinadora y organizativa de la clase obrera, a través de las asambleas territoriales y cabildos. Estas instancias, que con diferentes nombres se extienden por todo el país, constituyen formas de auto-organización claves para el desarrollo del movimiento. Son capaces de nutrirse de la creatividad de las bases y organizar sus fuerzas. Estos avanzan además en formular más claramente las demandas. Ejemplo de ello es la Mesa Social de Valparaíso, que exige entre otras medidas: Poner fin a las AFP e implementar un sistema solidario y de reparto. Nacionalización del Cobre, Litio, Mar y Agua. Nacionalización de Empresas estratégicas como energía y telecomunicaciones. Salud y Educación Gratuita y de Calidad. Salario Mínimo de 500 mil pesos. Jornada de 40 horas.

Todas estas demandas cuentan con el apoyo mayoritario de la población. Sin embargo, existe confusión sobre los medios de obtener esto. Ha calado hondo en el sentido común la idea de una Asamblea Constituyente. Ciertamente la constitución hecha en dictadura es escandalosamente antidemocrática. Pero la Asamblea Constituyente significa cosas distintas según a quién se le pregunte. Para las masas movilizadas la Asamblea Constituyente representa la idea de un cambio estructural, profundo y de raíz. Para los reformistas y conciliadores, significa un medio de encauzar la energía revolucionaria del movimiento hacia el parlamentarismo burgués. Incluso ya hay sectores de la burguesía que juegan con la idea de la Asamblea Constituyente para desviar el movimiento por cauces más seguros.

Para unos se trata de mecanismos de representación que gestionados desde los “territorios”, municipios o asambleas convocadas, envíen una lista de demandas a esta Asamblea Constituyente para una Nueva Constitución, que de allí se someta a plebiscito. Sin la movilización y discusión activa en las bases, esto abre la puerta a los acuerdos por arriba de los políticos profesionales. Esto desmoviliza al pueblo de las calles prefigurando además su desilusión y apatía. Es simplemente repetir la dinámica del parlamento burgués, la lógica de los acuerdos mínimos y el dominio de las maquinarias electorales.

A veces nos da la impresión que esto es lo que algunos intentan hacer en este momento. Por ejemplo, desde sectores de la izquierda parlamentaria se insiste en destituir a Piñera a través de acusaciones constitucionales. Este parece ser el centro de la estrategia del Partido Comunista. En la probabilidad que este cálculo resulte, se daría lugar a un determinado gobierno de unidad nacional, o futuras elecciones en la cual una coalición bajo la consigna de la Asamblea Constituyente sería la esperanza de las masas en las urnas. No tienen ninguna confianza en la fuerza e inteligencia del pueblo trabajador. No creen en la capacidad de hacer caer a Piñera por la organización de la clase trabajadora, que comience a desarrollar sus propios organismos de poder y decisión, agrupando a la gran mayoría de la población decidida a cambiar radicalmente este sistema.

Por otra parte, hay quienes conciben la Asamblea Constituyente como la expresión de un poder soberano del pueblo, sobre el cual no pueden imponerse otros poderes del Estado. El mandato de las bases asegura que sean los trabajadores y el pueblo quienes efectivamente dirigen las leyes, la economía y la sociedad. Es decir, una Asamblea con delegados electos desde las bases y revocables en todo momento. Desde asambleas emanadas desde las comunidades, lugares de trabajo y de estudio. Que organizan y discuten las necesidades de la vida comunitaria, la manera de producir, así como la investigación científica, de manera armónica y democrática. Esto último más bien describe la perspectiva de un gobierno de trabajadores. Si es así, no debería confundirse con la consigna de Asamblea Constituyente, que advertimos puede constituir un grave peligro que desmovilice al pueblo de las calles. Especialmente porque de desarrollarse el poder de las asambleas para organizar la producción y otros aspectos de la vida social, se dibujaría una situación de doble poder. Una disputa entre el poder de los capitalistas por un lado, y el poder de los trabajadores por otro. Esta situación no puede durar mucho tiempo, y requiere la preparación consciente de esta perspectiva de toma del poder. Perspectiva que la consigna de Asamblea Constituyente tiende a enredar en formalismos y tecnicismos leguleyos que excluyen a las mayorías trabajadoras.

Según la encuesta Pulso Ciudadano realizada el 22 y 23 de octubre, el gobierno del presidente Piñera tiene la más baja aprobación desde la vuelta a la democracia. Sólo un 14% de aprobación. Mientras las manifestaciones cuentan con un 83% de aprobación. Pensamos que si este formidable levantamiento popular, que da pruebas de la disposición espontánea del pueblo para el combate, es además capaz de dotarse de la dirección decidida de los trabajadores en un gran movimiento huelguístico es perfectamente posible tumbar el gobierno del empresario Sebastián Piñera.

Hoy en Chile el pueblo trabajador en la calle comienza a darse sus propios organismos de poder. Es necesario coordinar los Cabildos Abiertos y Asambleas Territoriales, mediante delegados electos, en una gran Asamblea Nacional del Pueblo Trabajador que se plantee la toma del poder, político y económico. Que establezca las bases de un gobierno de trabajadores para poner fin al saqueo empresarial, y usar las riquezas de Chile para satisfacer las necesidades del pueblo y no de una minoría. Los resortes fundamentales de la economía deben estar bajo control de los trabajadores y el pueblo. Debe recuperarse el agua para las comunidades. Expulsar a las hidroeléctricas, forestales y mineras que aliados con latifundistas han aterrorizado al pueblo-nación mapuche. Recuperar y nacionalizar el cobre, el litio, el mar. Planificar un sistema de transporte bajo control de trabajadores y usuarios. Acabar con las AFP. Establecer un sistema de Educación y Salud gratuita y de calidad.

¡Fuera Piñera!

¡Fuera los militares de las calles! ¡Fin a la represión! ¡Fin a la militarización del Wallmapu!

¡Por la coordinación nacional de los Cabildos y Asambleas Territoriales!

¡ Por una Asamblea Nacional del Pueblo Trabajador!

¡Por un Gobierno de Trabajadores!

Ni la represión ni las falsas concesiones frenan el levantamiento chileno

Más de un millón de personas se manifestaron en Santiago de Chile el viernes 25 de octubre en lo que se vino a llamar #LaMarchaMásGrandedeChile, y ciertamente lo fue, superando el cierre de campaña del NO en 1988 que congregó a un millón de personas. La movilización del viernes 25 de octubre, se repitió en ciudades y comunas de todo el país y se produce a una semana del estado de emergencia, la militarización de las calles y el toque de queda impuesto por el gobierno de Piñera. Un total de más de dos millones marcharon contra el régimen.

Ni la represión brutal, ni las torturas, ni el toque de queda, ni los amagos de concesiones han parado un movimiento que empezó como una protesta secundaria contra el alza del pasaje en Santiago y se convirtió rápidamente en un movimiento nacional contra todo el régimen, contra 30 años de recortes, de creciente desigualdad, de privatizaciones, de ataques a la clase obrera, de desregulazión, etc.

El movimiento, de manera espontánea ya había convocado una huelga general el lunes de la semana pasada y forzó a las direcciones oficiales a convocar dos días de huelga general, el 22 y 23 de esa semana. Pero realmente las direcciones tradicionales están desbordadas y no son capaces ni de orientar ni de canalizar el movimiento. Empiezan a surgir expresiones amplias de auto-organización por abajo, cabildos abiertos, asambleas territoriales, que en algunas partes, como en Valparaíso (de combativa tradición) se coordinan tentativamente. Este es el camino a seguir.

“Ya cayó, ya cayó” se gritaba el viernes a Piñera en Santiago. Y ese es un desenlace posible. Las fuerzas represivas están desbordadas ante un pueblo que no se amilana. Se han dado casos de insubordinación entre los soldados (por lo menos uno reportado, en Antofagasta). Al régimen le quedan pocas opciones y si quiere evitar que el estallido insurreccional culmine con un derrocamiento revolucionario debe de dar pasos audaces y rápidos.

Respondiendo rápidamente a la enorme marcha del viernes, el presidente Piñera anunció el fin del estado de emergencia y del toque de queda, además de un cambio de gabinete. En realidad, era una trampa de cara a la opinión pública para tratar de dar la imágen de un gobierno “que escucha” y de una “vuelta a la normalidad”. Nada de eso sirvió, el domingo y el lunes hubo de nuevo manifestaciones enormes auto-convocadas bajo el eslógan #EstoNoHaTerminado en todo el país y la represión continuó. De manera muy significativa el objetivo ahora eran los edificios que representan el poder: en Valparaiso decenas de miles marcharon hacia el Congreso que tuvo que ser desalojado, y en Santiago las masas avanzaron hacia el palacio de La Moneda detenidas solo por la represión.

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Mientras tanto los dirigentes sindicales y de la izquierda parlamentaria no saben qué hacer y en la práctica actúan para impedir un desborde revolucionario. El Partido Comunista parece centrar su estrategia en un juicio político a Piñera y Chadwick, es decir, una maniobra constitucional con pocas probabilidades de prosperar, cuando en las calles está la fuerza para derrocar al gobierno. Los dirigentes de la Unidad Social convocan a huelga general para el miércoles, sólo de 24h, es decir un paso atrás respecto a la huelga de 48h de la semana anterior, cuando el movimiento se desarrolla de manera poderosa hacia una paralización indefinida con marchas diarias.

Todos ellos se afanan a “condenar la violencia”, cayendo en la trampa de la burguesía de separar a los “vándalos violentos” de las “manifestantes pacíficos”, cuando en realidad se trata de un solo movimiento que ha ido adquiriendo características insurreccionales. Por supuesto que los marxistas revolucionarios no estamos a favor de la destrucción aleatoria de propiedad como estrategia. Pero de ninguna manera nos podemos colocar del mismo lado del gobierno burgués que exige condenar la violencia mientras utiliza la represión más brutal contra el movimiento. La manera más eficaz de evitar la violencia, en primer lugar la de las fuerzas del estado, es dar al movimiento un carácter organizado y democrático, incluyendo la organización de la autodefensa de los trabajadores. Se han dado ya algunos pasos en esa dirección como por ejemplo el Comité de Emergencia y Resguardo creado a iniciativa de los trabajadores de la educación en Antofagasta.

En estas condiciones la burguesía puede tratar de buscar un recambio y sacrificar algunas piezas. La remodelación del gobierno no ha servido para calmar a la calle ¿Algún tipo de iniciativa que trate de implicar a los dirigentes del PS, PC y FA, y los sindicatos? El Financial Times, órgano de la burguesía imperialista británica, exigía concesiones sustanciales y costosas y un nuevo gabinete, pero manteniendo el president. Pero eso era el día 22, esas mismas medidas hoy pueden ser insuficientes. Tendrán que sacrificar a Piñera. Incluso, no es descartable, dependiendo de hasta dónde llegue el movimiento en su empuje, algún tipo de Asamblea Constituyente limitada, convocada por arriba y prometida para algún tiempo futuro para tratar de desactivar el movimiento. Políticos del PS, del PC, con el concurso de algunos dirigentes de la derecha ya están hablando de un plebiscito constitucional a celebrarse dentro de unos meses. Se empieza a tejer la trampa.

El alzamiento popular, insurreccional, obrero, juvenil y popular, implica a capas muy amplias de la sociedad, reflejando un hartazgo acumulado de décadas. Sabe lo que no quiere: fuera Piñera, ya basta. Pero no tiene una idea muy clara de lo que quiere y carece de una dirección con autoridad que lo lleve hacia adelante. Inevitablemente llegados a cierto punto, el cansancio empezará a hacer mella.

Las organizaciones de la Unidad Social hablan de una Asamblea Constituyente “para cambiar el modelo económico”. Es cierto que Chile tiene una constitución con muchos elementos anti-democráticos que fue cocinada conjuntamente con Pinochet. Pero no es menos cierto que un cambio de constitución no es garantía en absoluto de que nada cambie. Una constitución puede contener muy buenas palabras acerca del derecho a la sanidad, educación, vivienda, etc. El sistema capitalista en crisis no está en condiciones de garantizar que esas palabras se lleven a la prática.

De lo que se trata no es de “cambiar el modelo”, sino de abolir el capitalismo del que ese modelo es la expresión. Lo que se requiere es un programa de renacionalización de las AFP, del cobre, del agua, la salud, la nacionalización de las grandes empresas y monopolios para que toda la riqueza del país, que la crea la clase obrera, se pueda planificar democráticamente para satisfacer las necesidades de la mayoría (salud, educación, transporte, techo) y no los privilegios de una pequeña minoría. Eso no se conseguirá con una Constituyente que al fin y al cabo no es más que otro parlamento burgués. En las mentes de las masas la Constituyente representa la idea de un cambio profundo y de raíz. En el cálculo de los reformistas y de sectores de la burguesía representa un intento de encauzar el movimiento por los canales seguros del parlamentarismo burgués.

El pueblo trabajador en la calle ya se está dando sus propios organismos de poder. Es necesario coordinar los cabildos abiertos y asambleas territoriales, mediante delegados electos, en una gran Asamblea Nacional del Pueblo Trabajador que se plantee la toma del poder, político y económico, para resolver las acuciantes necesidades que están detrás de este maravilloso estallido insurreccional.

Alza del pasaje desata movimiento de Evasión Masiva y levantamiento popular en Chile. ¡Abajo el estado de emergencia!¡ Fuera Piñera!

El gobierno de los empresarios en Chile ha declarado la guerra a los pobres. Han decretado estado de emergencia y toque de queda en las principales ciudades. Una medida que no se veía desde 1987 en dictadura. Ya se confirman varios muertos. El inmenso levantamiento popular ha puesto gravemente en jaque al gobierno que actúa desesperado. Se vive una movilización histórica no vista desde las protestas que tumbaron al dictador Pinochet.

A principios de octubre el empresario-presidente Sebastián Piñera declaraba Chile un “verdadero oasis dentro de una América Latina convulsionada”, haciendo alusión a las crisis sociales, políticas y económicas que afectan a países de la región. El viernes por la noche su imagen idílica se desvaneció cuando se declaraba el estado de emergencia,-es decir que las Fuerzas Armadas asumen el mando de zonas determinadas- en el área metropolitana de la capital, y en horas siguientes en las principales regiones del país. Frente a la magnitud de las protestas el sábado en la noche se anunció la anulación del alza del pasaje, al mismo tiempo que se declaraba toque de queda y estado de emergencia en varias regiones. Estas medidas han sido rechazadas ampliamente por la población que se resiste a dejar las calles otra vez a los militares.

La última alza del transporte público llega a $830 por pasaje en hora punta (más de un dólar, el más caro de América Latina), aproximadamente $50,000 mensuales. Un gasto importante si consideramos que el 54% de los trabajadores gana menos de $350,000 pesos líquidos. No sorprende que sean los estudiantes secundarios quienes encendieron la chispa de las evasiones masivas desde el lunes pasado. Comenzando en estaciones de metro del centro de Santiago, que se han tornado en jornadas de furia que se expandieron hacia la periferia, y un movimiento de carácter insurreccional en desarrollo que incluye otras demandas históricas y de regiones. El gobierno empresarial de Piñera es incapaz de comprender las necesidades del pueblo. Desde un principio califica a los jóvenes de “terroristas” y a la respuesta solidaria espontánea de este enorme movimiento de masas, como una acción organizada por grupos extremistas. Las autoridades del gobierno no cesan de insultar la inteligencia de los trabajadores que han visto la impunidad con que los ricos evaden impuestos, y las fuerzas armadas y carabineros roban miles de millones de pesos.

“Evadir, no pagar, otra forma de luchar”. Los secundarios encienden la chispa.

La realidad es que este segundo gobierno de Piñera que comenzara en marzo del 2018, ha estado marcado por movimientos de protesta de diversos sectores. Significativamente, por nombrar algunos, el movimiento No Más AFP contra el sistema privado de pensiones, en un país que otorga un 79% de pensiones por debajo del salario mínimo y 44% inferiores a la línea de la pobreza. El mayo feminista, que muestra la profunda desafección de la juventud hacia los valores tradicionales del machismo y el autoritarismo universitario. La rebelión portuaria, que desplegó métodos obreros de combate en un formidable paro nacional en solidaridad. El paro de los profesores, un hito de la movilización docente en Chile. La crisis social y ambiental de Quintero-Puchuncaví. Además de las protestas por la privatización de recursos naturales en medio de la crisis hídrica que afecta a comunidades y la continua represión y resistencia en el Wallmapu, territorio ancestral mapuche. Para nada el oasis con el que Piñera quiere hacernos soñar.

Los estudiantes secundarios han sido singularizados como sujetos terroristas y delictuales, por un discurso clásico de la derecha que no da ninguna solución para que la juventud del país desarrolle sus aptitudes e inquietudes. Han modificado los programas curriculares contra la opinión de los docentes y expertos de educación. En particular en la comuna de Santiago centro y liceos emblemáticos, bajo el alero de la política de “Aula Segura”, han violentado adolescentes, niños y niñas, dentro de sus propios establecimientos educacionales.

Pero esta generación no se deja pisotear fácilmente. No cesan de buscar los medios de sacudirse la herencia dictatorial que rige las leyes, la economía y la vida cotidiana del país. Desde hace un par de semanas, luego de los anuncios del alza del pasaje, estudiantes secundarios del centro santiaguino, en particular del Instituto Nacional, empezaron de forma incipiente a protagonizar “avalanchas” humanas que saltándose el torniquete invitaban además al conjunto del pueblo a evadir. Como es costumbre, personajes del gobierno calificaron estos hechos de terroristas y violentos. Lo cierto es que el no pago del pasaje, no constituye un delito, sino que es una falta administrativa que conlleva una multa. Una falta así no amerita el uso de Fuerzas Especiales de Carabineros ingresando a las estaciones de metro, y mucho menos golpear a jóvenes desarmados que defienden los intereses de las mayorías explotadas. Es una desinteligencia común de la derecha en esta época, responder con caricaturas mediáticas y represión. Esta actitud matona de políticos además famosamente corruptos, lejos de hostilizar a la gente contra los manifestantes, encendió más los ánimos e incitó la solidaridad hacia esta protesta.

La represión echa bencina al fuego. Levantamiento popular desata la furia del pueblo cansado de abusos.

Con la extensión de las evasiones masivas, en horas de la tarde del viernes, se comunicaba el cierre de las estaciones de metro del centro capitalino. Miles de personas caminaban por las calles. Siguiendo en su estilo autoritario, el ministro del Interior Andrés Chadwick, viejo cuadro de la derecha dictatorial, anunciaba la implementación de la Ley de Seguridad Interior del Estado contra los detenidos en la jornada, quienes arriesgarían hasta 10 años de cárcel . Los trabajadores que retornaban a sus casas, lejos de volverse contra los manifestantes, como esperaba el gobierno, se sumaron a las protestas a través de un cacerolazo convocado para las 20.30hrs del mismo día. Entonces ahora las protestas alcanzaban sectores periféricos, que usualmente no se ven afectadas por las manifestaciones políticas que periódicamente colman la Alameda. Ante este panorama de desorden y alteración del transporte público tan cuestionado, la actitud de la gente es más bien de simpatía y admiración hacia la generación joven que perdió el miedo y da cara frente a las injusticias y entusiasma a una generación que se había hundido en el conformismo. Los cacerolazos fueron acudidos masivamente, terminando de signar lo que ya se sabía. Se vivía una jornada de movilización histórica del pueblo, no vista desde las protestas contra la dictadura. Ha ocurrido un salto cualitativo desde los episodios de protestas y movimientos de masas que hace más de una década cambian el paisaje del chile postdictatorial.

El balance indica que durante la noche del viernes fueron destruidas al menos 41 de casi 140 estaciones de metro. A ello se sumaron saqueos e incendios a lugares simbólicos en tanto representan los abusos contra el pueblo: el edificio central de la compañía eléctrica privatizada, las autopistas privadas, cadenas farmacéuticas, supermercados y bancos, que por años se han coludido contra la clase trabajadora. En horas de la noche para seguir con su agenda represiva, el gobierna aplica el estado de emergencia. Desde la dictadura es la primera vez que este se decreta en situaciones que no son de catástrofe natural. Evidentemente el paisaje de las tanquetas y los soldados en las calles evocan en Chile una carga emotiva muy fuerte. La derecha tiene las manos manchadas con sangre y seguirá siendo recordada por su prontuario antidemocrático y criminal.

Santiago amaneció el sábado con la vergonzosa escena de milicos en las calles. Pero esto no ha amedrentado a un pueblo que despierta y busca proporcionarse los medios para vencer. Policías y soldados han sido objeto de los usuales insultos que merecen su historial de asesinos del pueblo. Pero también hay voces que pretenden hablar al ser humano que podría residir aún dentro del uniforme. El ejemplo de las jornadas insurreccionales en Ecuador que hace una semana comenzó a resquebrajar al ejército en líneas de clase está vivo en la mente de los manifestantes. Los pueblos latinoamericanos compartimos una herencia antigua de represión bajo el autoritarismo de las oligarquías locales y el imperialismo estadounidense. Se está viviendo un Octubre Rojo Latinoamericano. Se desvanece la idea de una ola conservadora tan comentada estos últimos años por algunos intelectuales y grupos de izquierda.

Hoy las calles están en disputa. La autoridad está descolocada y actúa “de memoria” reprimiendo, y con la cantinela del orden y la unidad nacional. Pero el movimiento sigue creciendo. Las protestas se han extendido a regiones y ahora el levantamiento adquiere carácter nacional. En horas de la noche del sábado el gobierno de Piñera ha resuelto dos importantes medidas. Por un lado se ha anunciado la suspensión del alza del pasaje. Por otra parte se ha decretado toque de queda en Santiago, Valparaíso y Concepción. La última vez que esto sucedió fue en 1987 durante la dictadura. Alrededor de 10,000 militares están desplegados sólo en la capital.

La suspensión del alza constituye una maniobra del gobierno para dividir al pueblo. Confundir a sectores que conformes con la concesión del gobierno, comienzan a entrar en pánico con la imagen de caos y destrucción promovido por los medios, para separarlos de quienes entienden el engaño detrás de esta medida. A la vez, el gobierno dispone de artefactos legales heredados de la dictadura para aniquilar este levantamiento. La ley de seguridad interior del estado, el estado de emergencia para restablecer el “orden público”, y por supuesto, el toque de queda que restringe las libertades personales de movilidad. Mientras es una clara medida de fuerza, esto expresa la debilidad de un gobierno acorralado, en una correlación de fuerzas en general más favorable a las mayorías trabajadoras contra la minoría de empresarios saqueadores.

En este momento en la voz del pueblo está claro que esta protesta no es sólo por el pasaje. Es contra un modelo hecho a base del robo, la usura y la injusticia. Afirmado con sangre y fuego durante la dictadura cívico-militar y continuado por los gobiernos durante la “transición democrática”. Los capitalistas han hecho un negocio de todo aquello que resulta preciado para el desarrollo de las sociedades humanas, el agua, la salud, la vivienda, las pensiones y la educación. Y a quienes protestan quieren callarlos con la más bruta represión policial y hoy además como en dictadura con los militares en las calles.

Organizar un Paro Nacional. ¡Fin al Estado de Emergencia y Fuera Piñera!

La Federación de Sindicatos de Metro han declarado su apoyo a las demandas legítimas contra el alza del pasaje, además de exigir que se retiren los Carabineros de las estaciones de metro. El dirigente Eric Campos señaló además que los trabajadores de Metro no son enemigos de los estudiantes y entienden que los estudiantes no son enemigos de los trabajadores. Muy interesante es el punto donde explican que “De los 810 pesos que los trabajadores pagan en el Metro, la empresa no recibe más de 490 pesos. La diferencia del alza va a financiar el fracasado plan de transporte Transantiago, ahora mal llamado Red Movilidad”. Estos comentarios son muy útiles pues dan una explicación clara y necesaria sobre la polémica alza, y la posición de los trabajadores de Metro.

Sin embargo, esto queda muy corto de los objetivos planteados por la situación actual, que se rebela contra un sistema basado en la desigualdad social y el poder de los ricos. Además que en estas pocas horas ya ha corrido mucha agua bajo el puente, y no se trata ya sólo del alza, sino también de la defensa de los derechos democráticos que están seriamente amenazados. Este gobierno al servicio de los capitalistas han abierto la puerta a abusos gravísimos por parte de las Fuerzas Armadas y policías, cada abuso y cada muerto no puede ser olvidado ni perdonado y no hay negociaciones con estos asesinos del pueblo en las calles.

La Union Portuaria de Chile ha llamado por su parte a una huelga general. “Hacemos el llamado a estar alerta y a preparar el camino para que Chile, de una vez por todas, todos los trabajadores chilenos nos levantemos y organicemos una gran HUELGA GENERAL que haga tambalear a los dueños de Chile”. Esto apunta en una dirección correcta. Los mineros del cobre también se han sumado. En este momento es clave que los grandes batallones de la clase obrera entren en escena con sus métodos históricos. En diciembre pasado los portuarios estibadores de Valparaíso daban lecciones sobre estos métodos: el paro nacional en solidaridad, la movilización desde las bases, la acción directa y la autodefensa. La hora es urgente y el pueblo necesita de toda la fuerza y toda la inteligencia de la clase trabajadora, para que la organización se extienda y se galvanice por todas partes.

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Existe un llamado a un Paro Nacional para este Lunes 21 de Octubre. Es importantísimo que las organizaciones sociales y políticas más grandes, como la CUT, la ANEF, la FECH, etc. dispongan de todos sus recursos para que este paro tenga lugar de la manera más exitosa y acabada posible. Pero no podemos simplemente esperar a que reaccionen. Múltiples organizaciones y sindicatos ya han tomado la iniciativa de dar una dirección decidida y unificada a este movimiento. Deben realizarse asambleas en todos los barrios y lugares de trabajo, colegios y universidades, para discutir los pasos a seguir en una huelga general que exija el fin al estado de emergencia, la renuncia de Piñera y todo su gabinete criminal. Debe buscarse la manera de otorgar una coordinación nacional a todas estas asambleas o cabildos locales que surjan, junto con los sindicatos y lugares de trabajo movilizados. Al mismo tiempo deben organizarse la autodefensa y seguridad de las comunidades frente a la represión, la distribución de alimentos y medicamentos, especialmente de niños, adultos mayores y personas que necesiten asistencia. La clase trabajadora conoce los medios para dirigir la economía y la sociedad, mucho mejor que estos políticos y milicos corruptos.

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Es necesario que el movimiento crezca en contenido y musculatura. Las manifestaciones de masas son imprescindibles para crear la confianza de éstas en sus propias fuerzas. Pero no son suficientes para vencer al aparato estatal, los medios de comunicación plagados de opinólogos vendidos, el cansancio propio de la lucha y el desgaste ocasionado por las organizaciones y dirigentes conciliadores. Pensamos que si este formidable levantamiento popular, que da pruebas de la disposición espontánea del pueblo para el combate, es además capaz de dotarse de la dirección decidida de los trabajadores en un gran movimiento huelguístico es perfectamente posible tumbar el gobierno del empresario Sebastián Piñera.

La magnitud de las protestas y los atropellos a la democracia que hemos visto plantea objetivos que superan cualquier nuevo decreto, reforma, o presidente. Se trata de cambiar nuestras vidas, regidas por una constitución antidemocrática forjada en dictadura, que defiende las ganancias de una minoría en un sistema capitalista que amenaza la existencia de la humanidad y el planeta. No podemos permitir dejar el poder y las riquezas del país en manos de una élite ignorante y corrupta. Los dueños de Chile no pueden hacer otra cosa que defender sus intereses capitalistas. Es hora de que los trabajadores defendamos también nuestros intereses recuperando lo mejor de la historia revolucionaria del pueblo chileno, que ahora está tomando su destino en sus propias manos. Para esto los resortes fundamentales de la economía deben estar bajo control de los trabajadores y el pueblo. Debe recuperarse el agua para las comunidades. Expulsar a las hidroeléctricas, forestales y mineras que aliados con latifundistas han aterrorizado a la nación mapuche. Recuperar y nacionalizar el cobre. Planificar un sistema de transporte bajo control de trabajadores y usuarios. Acabar con las AFP. Establecer un sistema de Educación y Salud gratuita y de calidad. Todas estas son demandas ampliamente apoyadas por la mayoría de chilenos y chilenas.

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La magnitud del movimiento ha superado las expectativas de las organizaciones existentes. Este movimiento debe confiar sólo en sus propias fuerzas. Ahora se necesita una dirección clara y decidida, con una estructura democrática interna, que emanada desde las asambleas de base, otorgue una coordinación nacional. De esta manera se puede elaborar un petitorio que unifique todas las demandas sentidas por el pueblo chileno. Un programa que poniendo los medios del Paro Nacional y la clase obrera al frente, exija el fin del estado de emergencia y que se vaya Piñera. Que establezca las bases de un gobierno de trabajadores para poner fin al saqueo empresarial, y usar las riquezas de Chile para satisfacer las necesidades del pueblo y no de una minoría.

¡Fuera milicos de las calles!

¡Abajo el Estado de Emergencia!

¡Fuera Piñera!

¡Por la Coordinación Nacional de organizaciones que luchan!

¡Por un Gobierno de Trabajadores!

¡Vivan los pueblos de Ecuador, Haití y Honduras que también luchan!

Profesores de Chile entran en su quinta semana de Paro Nacional. La ministra Cubillos debe renunciar.

Este lunes el paro de profesores en Chile ha entrado en su quinta semana. Más del 70% de los votos rechazaron la última propuesta del gobierno y desea continuar el Paro Nacional de carácter indefinido. El conflicto ha implicado a cientos de miles de personas en movilizaciones de Norte a Sur del país, con una participación especialmente activa en regiones. Por su parte la ministra de Educación Marcela Cubillos ha mostrado suma soberbia y sólo la semana pasada accedió al diálogo, en medio de polémicas. Luego de que las marchas multitudinarias de decenas de miles en semanas anteriores marcaron hitos de la movilización docente, la nota alta fue dada por el cacerolazo de los “patipelados” el miércoles 26 de junio que convocó el apoyo y solidaridad de la gente en las calles.

El petitorio que el Colegio de Profesores venía trabajando desde el 2018 fue recibido con un portazo en la cara, lo que desencadenó un movimiento de profesores que sigue sorprendiendo por sus muestras de creatividad, optimismo y solidaridad.  Las demandas centrales incluyen el pago de la “deuda histórica” (que explicaremos más abajo), la igualdad en el trato profesional a docentes diferenciales y de educación parvularia (salarios que reconozcan los años de estudios de una profesión además marcadamente feminizada) y revisión de los cambios curriculares. Además se encuentran el fin al agobio laboral, fin de la doble evaluación docente, la Carrera Profesional Docente, la ley de Nueva Educación Pública, entre otras.

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Hace poco más de un año que este gobierno comenzó con un gabinete de derecha ultra ideologizado, en defensa de los intereses del empresariado y la propiedad privada. La actual ministra Cubillos es hija de un ministro de la dictadura, estudió en un colegio Opus Dei de Vitacura y en la Universidad Católica donde como seguidora de Jaime Guzmán y admiradora del dictador Pinochet, fue una figura de la campaña del SÍ. Este martes la ministra nuevamente da muestras de indiferencia y se ausentó de una sesión especial de la Comisión de Educación en el Senado porque tenía una invitación a ver el Eclipse con el presidente Piñera en el Norte. El presente paro de profesores, ocurre en medio de polémicas por la represión policial recibida por el magisterio en las calles, así como la irrupción violenta de carabineros de fuerzas especiales en establecimientos educacionales de la comuna de Santiago Centro, bajo el alero de la política de “Aula Segura” que sigue la línea represiva y autoritaria del gobierno.

Glasses Foto ATONMinistra Cubillos y Presidente Piñera viendo el eclipse. Foto: ATON

La derecha muestra una completa incapacidad política e histórica para desarrollar las aptitudes de la flor de la juventud chilena, que desde hace varios años vive ciclos de movilizaciones que han puesto en cuestión el lucro en la educación, el machismo, el autoritarismo y al régimen capitalista de conjunto que impera en Chile.

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Desde la elaboración de la Constitución hecha en dictadura en 1980 el Estado no asegurará más un acceso igualitario a la educación y pasó la administración de las escuelas públicas a manos de las municipalidades, corporaciones patronales y sostenedores privados de establecimientos subvencionados. Los subsidios se otorgan de acuerdo al promedio de asistencia de los estudiantes, generando un mercado sobre las matrículas en lugar de proveer educación de calidad como un derecho. Con la “Municipalización” de la educación, las mismísimas condiciones de trabajo de los profesores fueron enajenadas del servicio público, siendo empleados precariamente bajo la ley laboral que regía el sector privado. De esta forma los profesores no recibieron un reajuste salarial que en 1981 por el Decreto Ley 3551 aumentaba el sueldo base en hasta un 90% para todos los funcionarios públicos. Decenas de miles de profesores, en su gran mayoría hoy mujeres de la tercera edad, reclaman entonces el pago de esta “deuda histórica”.

Por su parte en la postdictadura o transición, los gobiernos de la “Concertación” presentaban reformas cosméticas, como el Crédito con Aval del Estado, que otorga mayor apoyo estatal a estudiantes individuales para pagar sus aranceles y de esta manera seguir enriqueciendo a los empresarios de la educación, legitimando el modelo de libre mercado elaborado en dictadura. Así, los estudiantes son considerados meros clientes y no sujetos de un derecho a la educación pública, gratuita y de calidad, que debiera ser asegurado por el Estado.

La presente movilización ha tomado especial fuerza en regiones, donde profesores han dispuesto de métodos de protesta menos rutinarios y más combativos. Estos rasgos en regiones ya se expresaron en la llamada “rebelión de las bases” del 2014, cuando profesores en más de 200 comunas protestaron descontentos con los acuerdos que el entonces dirigente gremial Jaime Gajardo (Partido Comunista) alcanzaba con el gobierno de Bachelet a espaldas de las bases. Una conclusión importante de aquel proceso, fue la salida de Jaime Gajardo que dirigió el Colegio de Profesores por una década siendo reelecto en dos ocasiones. La disidencia dió paso a la elección de Mario Aguilar del Partido Humanista. Desde entonces como ahora en el gremio de profesores se expresa una generación más joven y dispuesta a pelear en defensa de la educación pública. Además en 2015 se presentaba el proyecto de Carrera Docente que fue rechazado por más del 90% de los profesores, pues junto con promover un sentido individualista en las comunidades docentes, limita la soberanía que el magisterio debiera poseer en aspectos curriculares.

El modelo de educación de mercado es uno de los pilares del modelo de acumulación capitalista en Chile heredado de la dictadura y sostenido en la transición. Actualmente las reformas educacionales profundizan un lenguaje gerencial y economicista alejado de los debates educativos y pedagógicos que debieran fundamentar cualquier cambio en esta materia. El tono del gobierno y de la ministra Cubillos durante este conflicto es fuertemente patronal, haciendo énfasis en el no pago de los salarios a los profesores movilizados y calificando la huelga de “ilegal”. A solo un par de semanas de las vacaciones de invierno el Paro ha entrado en un momento crítico que necesitará dar lo mejor de quienes luchan por defender la educación pública. Es necesario extender el paro a más colegios, subvencionados y pagados. Movilizar el apoyo activo de los estudiantes secundarios y universitarios, poniendo al frente el fin de la política de “Aula Segura” que ha servido para antagonizar a profesores y estudiantes dentro de las comunidades educativas.

El apoyo de la opinión pública al paro es amplio, del 69% según una encuesta de opinión, que también señalaba que la aprobación de la gestión gubernamental en educación ha colapsado del 31 al 19 %. Para lograr la victoria, hay que organizar y movilizar ese apoyo. Ya para este miércoles y jueves se han convocado marchas amplias de apoyo al paro, a las que se han sumado otros sectores, incluyendo los portuarios. También se preparan para la huelga los trabajadores de la cadena de supermercados Lider (Walmart). Después del éxito del cacerolazo, que fue sintomático del amplio apoyo al paro en la opinión pública en general, es necesario avanzar con un plan de lucha que culmine en un paro nacional en defensa de la educación, pero también de la salud y otras reivindicaciones.

Debe recuperarse un Colegio de Profesores con mecanismos de decisión basados en la democracia directa para expresar fielmente las decisiones y necesidades de fondo de los trabajadores de la educación. Que busque la unidad con la clase trabajadora y otros sectores movilizados que tienen todo por ganar si los profesores triunfan en sus demandas por mejores condiciones laborales y en defensa de una educación pública al servicio del pueblo y no a medida de los empresarios.

¡Fuera Bolsonaro de Chile! La cumbre “Prosur” de Piñera y Duque, de los nostálgicos de las dictaduras

El show de la “ayuda humanitaria” en Venezuela impulsado el mes pasado desde Washington fue un fracaso y no logró el objetivo principal de hacer caer el gobierno de Nicolás Maduro, dividir a un sector de las fuerzas armadas y con esto asestar un golpe decisivo a la revolución bolivariana que sirviera además de lección para todos los pueblos latinoamericanos.

El declive de los “gobiernos progresistas” en América Latina en la década pasada, que en muchos sentidos traicionaron las ansias de cambios estructurales de los votantes, continuaron el modelo de privatizaciones, corrupción y ataques a la clase trabajadora, finalmente abrió el paso a la victoria electoral de las derechas, como Bolsonaro, Piñera y Macri.

Con los gobiernos de derecha las perspectivas para el imperialismo parecen maduras para pasar a una ofensiva de escala regional contra la revolución bolivariana. El objetivo del plan de la administración Trump en Estados Unidos, y sus esbirros de la oposición en Venezuela, es el derrocamiento del gobierno de Maduro. Para lograr tal fin amenazaron con que “todas las opciones están sobre la mesa”. Sin embargo, la idea de una opción militar no encuentra el respaldo necesario de los líderes de derecha del Grupo de Lima. No es que estos representantes tengan alguna convicción ideológica contraria a la intervención militar directa sobre la soberanía de Venezuela, más bien estiman que esta es una iniciativa arriesgada, en circunstancias que la situación económica y social en muchos países de la región sudamericana es convulsa. Un conflicto bélico abierto en la frontera de Venezuela con Colombia y Brasil, puede despertar y movilizar bajo una sola bandera a millones de personas contra los gobiernos empresariales al servicio del imperialismo.

En todo caso, los presidentes de Chile y Colombia, Piñera y Duque respectivamente, apuestan a aprovechar al máximo la correlación de fuerzas del momento para establecer las bases de un organismo de integración regional que reafirme sus respectivos liderazgos y contrapese a la Unasur impulsada en 2011 principalmente por Lula en Brasil, Chávez en Venezuela y Kirchner en Argentina. De esta forma, la primera cumbre “Para el Progreso de Sudamérica”, Prosur, se celebrará este fin de semana en Santiago y en principio se espera la participación de Colombia, Argentina, Perú, Ecuador y Paraguay. Un gran ausente es el autoproclamado Juan Guaidó, aunque su esposa ya se encuentra visitando el país. Por otra parte el polémico presidente brasileño Jair Bolsonaro llegó el jueves por la noche a Chile, provocando desde ya el rechazo por su perfil misógino, racista y reaccionario.

El presidente Sebastián Piñera, el “anfitrión” del evento, se ha desmarcado hipócritamente de su simpatía por el ex dictador Augusto Pinochet. Hasta hoy en día su partido político no encuentra consenso entre sus militantes en torno a esta situación, pero lo que es cierto es que el “pinochetismo” es aún una tendencia real dentro de Renovación Nacional (RN). Una agravante mayor sobre esto, son dichos que expresó años atrás el mismo Bolsonaro, señalando que “Pinochet debió haber matado a más personas”, dichos que a su llegada este Jueves 21 de Marzo al aeropuerto internacional de Santiago, lo llevaron a decir en sus primeras frases en Chile que “aquí no voy a hablar de Pinochet”. Provocando justamente las primeras polémicas entorno a su apoyo a las dictaduras militares.

El ex militar brasileño mantuvo estrecha relación a las dictaduras, así como también el padre del actual presidente paraguayo Mario Abdo Benítez, quien fuera secretario del dictador Alfredo Stroessner. Mario Abdo o “Marito” representa a un viejo partido nacionalista y tradicionalista de Paraguay, el Partido Colorado que además formó parte del golpe al ex presidente Lugo. “Marito” electo el año pasado en medio de acusaciones de corrupción, forma parte al igual que los Piñera y los Macri de la casta empresarial gobernante en la región.

El mismo Mauricio Macri y su familia son uno de los principales beneficiados de la dictadura en Argentina. La familia Macri consiguió acuerdos importantes con el Estado dictatorial en Argentina, concretando con ello innumerables licitaciones, obteniendo un gran poder económico en el país.

Según Piñera Prosur es un “foro sin ideología ni burocracia”, pero la derecha con Bolsonaro, Macri, Duque, Piñera y otros buscan consolidar las políticas reaccionarias y privatizadoras en la región sudamericana con la supervisión y orientación del imperialismo estadounidense, en un período de crisis capitalista mundial y desaceleración china que no augura tiempos mejores.

¡Fuera Bolsonaro racista y misógino!

Bolsonaro reproduce las ideas más viles y reaccionarias contra mujeres y activistas negros, además de ser un nostálgico de la dictadura. Pero su victoria electoral no se explica precisamente como el ascenso del fascismo. Bolsonaro busca más bien apoyarse en el aparato represivo estatal como lo hacen tantos otros regímenes burgueses. No tiene un movimiento de masas armado en las calles, pues un fenómeno fascista de estas características sólo podría darse habiendo desmoralizado y arrollado completamente a la clase trabajadora brasileña. El Partido de los Trabajadores (PT) se adaptó a las prácticas de la institucionalidad burguesa, y luego de los escándalos de corrupción la confianza en el establishment se derrumbó en conjunto con el prestigio de lo que fuera el principal instrumento político de los trabajadores en Brasil . En las elecciones Bolsonaro se presentaba con un discurso contra la corrupción y una imagen por fuera del establishment, mientras el PT llamaba a votar para derrotar el “fascismo” en nombre de la “democracia”, esa misma democracia corrupta que está completamente desprestigiada. Lo que se necesitaba era un candidato “anti establishment” con un programa de izquierda, contra los ajustes, por organizar a los trabajadores y por la expropiación de los capitalistas.

Estados Unidos entiende la importancia de Brasil en Sudamérica, sin embargo, la desesperada intención de Estados Unidos por derrocar a Maduro a través de una intervención militar con bases en Brasil no dió resultados. Tras el encuentro acontecido esta semana en el país norteamericano junto a Bolsonaro, Trump señaló “designaré a Brasil como un aliado estratégico fuera de la OTAN, o quizá incluso su ingreso como aliado en la OTAN”, dejando en claro la aspiración para la alianza militar de Estados Unidos en la región.

Una materia importante para el gobierno ultraderechista de Jair Bolsonaro es la reforma da previdência (reforma previsional). Este es un eslabón de la pasada candidatura y actual política interna del gigante sudamericano. De esta manera, el sistema chileno de AFP es el modelo de negocios que más convence al ex militar y su ministro de economía Paulo Guedes, quién ridículamente señala en una entrevista con el “Financial Times” que Chile es actualmente como Suiza, tras la liberación económica impulsada por los “Chicago Boys” durante la sangrienta dictadura de Pinochet.

El foro “Prosur” es una instancia propicia para que Bolsonaro consulte sobre la aplicación, alcance y rentabilidad de la abusiva reforma previsional chilena del año 1980. Tras casi 40 años de capitalización individual de los ahorros de pensiones no se ha logrado generar jubilaciones dignas y justas para la clase trabajadora.

El fatídico tiroteo en una escuela de São Paulo, reaviva la controversia sobre el uso deliberado de armas en Brasil. Además se le añade la posible vinculación de la familia Bolsonaro con los asesinos de Marielle Franco , que ha generado una abrupta caída de 15 puntos en la aprobación del presidente brasileño (obteniendo un 34% de aprobación), luego del estudio realizado por IBOPE. La visita de Bolsonaro al país ocurre justamente en medio de un clima de episodios recientes de agresiones homofóbicas y transfóbicas en Chile. En una reciente publicación se indica un aumento del 45% de denuncias de este tipo en el último año.

El discurso agresor de esta derecha ha generado el repudio generalizado del movimiento de mujeres y LGBT en Brasil y Chile, aunque esto no pareciera ser una temática importante para los Piñeristas y la derecha organizadora del foro “Prosur”.

Durante los días previos al encuentro, han aparecido parlamentarios contrarios a discursos y prácticas “antidemocráticas”, personificando su crítica hacia Bolsonaro. Algunos senadores y diputados ya han expresado su inasistencia al encuentro alegando “convicciones políticas” y “peligro de la democracia”. Sin embargo, ni los senadores De Urresti (PS), ni Jaime Quintana (PPD) se pronunciaron contra las políticas intervencionistas y “antidemocráticas” llevadas a cabo por Estados Unidos en contra de Venezuela, ni mucho menos dirigieron críticas de la visita de Piñera a Cúcuta el mes pasado bajo el mismo asunto en cuestión. Han surgido otras voces como las del recién electo presidente de la cámara de diputados, Iván Flores (DC), quién no asistirá al almuerzo con Bolsonaro agendado para el día Sábado. Pero, la respuesta más trascendental al foro no está en los pasillos del parlamento, sino que en las calles.

Para el viernes se ha convocado a manifestar contra esta instancia, que se exprese la voz de los trabajadores y otros movimientos sociales y políticos que están siendo amenazados por la derecha reaccionaria. El foro del día viernes es un reflejo consciente del gobierno de Sebastián Piñera y los demás mandatarios por consolidar una política brutal en contra de la clase trabajadores y los pobres. El llamado a las calles nace desde diversas organizaciones como la Confech, la ACES, el movimiento No + AFP, el Movilh, la Coordinadora 8M, entre otros colectivos feministas que se unirán a la manifestación. Sin duda el movimiento de mujeres ha tomado un carácter de masas que sobrepasa las demandas sectoriales del feminismo liberal y universitario, y dado el rol tibio e incluso desmovilizador de algunas direcciones sindicales, el movimiento de mujeres se coloca a la vanguardia de la oposición a los gobiernos de Bolsonaro, Macri y Piñera.

Además, para el día domingo se realizará un acto masivo (concierto por el derecho de vivir en paz) en contra del intervencionismo y “la proliferación de posiciones y discursos de odio y agresiones a la soberanía de los pueblos de América Latina y El Caribe”. Esta será una instancia que demuestre el internacionalismo de la resistencia a los gobiernos de derecha en la región y por sobre todo al imperialismo. El acto es convocatoria de la Coordinadora Nacional de Migrantes, Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), Juventudes Comunistas de Chile (JJCC), Movimiento Autonomista, Izquierda Libertaria, Comunes, Nueva Democracia, SOL, JRME, Igualdad, MAS-IC, JS y el PH.

Todas estas actividades son tremendamente positivas y van en la dirección correcta de ofrecer un llamado de movilización en unidad contra el imperialismo y los gobiernos que reproducen una ideología rancia y conservadora contra las mujeres, los pueblos indígenas, los inmigrantes y otros grupos oprimidos de la sociedad. No es cierto que los pueblos tienen el gobierno que se merecen, como reza el sentido común. Las derechas han sido elegidas debido a la incapacidad de los gobiernos reformistas para conducir los cambios estructurales tan necesarios en nuestros países. Lamentablemente la dirección revolucionaria que los trabajadores necesitan no se adquiere como quién se compra nuevos zapatos que ya no le quedan. Deben pasarse duras pruebas, para probar el estado de preparación de la clase, su partido y su dirección. Estas pruebas pueden ser guerras y revoluciones, o las debacles sociales y económicas que provocan las políticas de ultraderecha de los gobiernos en la región sudamericana. El gran dirigente de la revolución León Trotsky explicaba:

“Existe un viejo dicho que refleja la concepción evolucionista y liberal de la historia: un pueblo tiene el gobierno que se merece. La historia nos demuestra, no obstante, que un solo y mismo pueblo puede tener durante un período relativamente breve, gobiernos muy diferentes (Rusia, Italia, Alemania, España, etc.) y además que el orden en que éstos se suceden no tiene siempre el mismo sentido, del despotismo hacia la libertad, como creen los liberales evolucionistas. El secreto de este estado de cosas reside en que un pueblo está compuesto de clases hostiles y que estas mismas clases están formadas por capas diferentes, parcialmente opuestas unas a otras y que tienen diferentes orientaciones. Y además, todos los pueblos sufren la influencia de otros pueblos, compuestos a su vez de clases.Los gobiernos no son la expresión de la “madurez” siempre creciente de un “pueblo”, sino el producto de la lucha entre las diferentes clases y las diferentes capas en el interior de una sola y misma clase y, además, de la acción de fuerzas exteriores -alianzas, conflictos, guerras, etc.- . Hay que añadir que un gobierno, desde el momento en que se establece, puede durar mucho más tiempo que la relación de fuerzas del cual ha sido producto. Es a partir de estas contradicciones históricas que se producen las revoluciones, los golpes de estado, las contrarrevoluciones.”(Clase,partido y dirección)

Para combatir de manera eficaz al imperialismo, la derecha local lacaya del mismo y sus políticas contra la clase obrera y los oprimidos es necesario hacer un balance de las dos últimas décadas y sacar las conclusiones necesarias. No se puede reformar ni regular el capitalismo. Es necesario combatir en el movimiento obrero y juvenil por una perspectiva de clase y socialista.

Ahora es Cuando, Avanzar con los portuarios hacia el Paro Nacional. Por un Frente Único de Trabajadores de Valparaíso.

La agenda represiva del gobierno de Piñera no para de generar incidentes que causan cada vez mayor indignación, agravando la crisis de legitimidad de las instituciones en Chile. En horas de la tarde del lunes 17 de diciembre, Carabineros de Fuerzas Especiales ingresó violentamente al edificio del sindicato de estibadores en Valparaíso que llevan más de un mes en huelga, con un saldo de 16 detenidos y 2 heridos. Los puertos respondieron con un paro nacional portuario que doblegó la iniciativa del gobierno. El mismo día, el presidente Sebastián Piñera se reunió temprano con el empresariado chileno. Además de los representantes de la CPC (Cámara de Producción y Comercio), se encontraba Ricardo Von Appen, sentado a la cabecera, presidente del Terminal Pacífico Sur (TPS) que por su intransigencia ha prolongado el conflicto laboral que mantiene a los trabajadores y familias del puerto en amarga espera. Los portuarios han advertido que si no tienen Navidad, entonces no habrá Año Nuevo en el puerto.

La industria portuaria y el “nazi” Von Appen

La familia patronal Von Appen desciende de un inmigrante alemán que llega ligado a una empresa naviera, Julio Alberto von Appen Oestman, agente del partido nazi en Chile durante la segunda guerra mundial y encargado de dirigir todas las operaciones de sabotaje en las costas sudamericanas del Pacífico. También se conoce que desde las embarcaciones de este grupo económico se arrojaron detenidos al mar durante la dictadura de Pinochet. Hoy en día el patrimonio del holding superaría los $1.000 millones de dólares. La empresa Ultramar controla 12 puertos concesionados en Chile, Brasil, Argentina y Uruguay, además de una extensa área logística y de operaciones con más de 100 agencias en el continente. En 2013 los trabajadores portuarios del puerto de Angamos-Mejillones demandaban el derecho a 30 minutos de colación y un espacio decente para comer. En esa ocasión, la intransigencia del grupo Von Appen a cargo de Ultraport, sumado a la represión policial, dió lugar a un paro nacional portuario. Un hito de la lucha portuaria que extendió la solidaridad de clase de norte a sur, marcando un salto cualitativo en conciencia de clase y galvanizando a la Union Portuaria de Chile luego de años de huelgas y movilizaciones a contracorriente de los sindicatos amarillos al servicio de los empresarios.

En 2017, el 96% de las exportaciones, fueron cargadas por vía marítima. Por los puertos del norte, centro y sur de Chile salen los productos de la minería del cobre, del agro (como la exportación de arándanos que comienza en diciembre), forestales y del salmón. Todos estos sectores constituyen las actividades económicas más importantes del país.

Reunión del presidente Piñera con empresarios Al medio Von Appen Foto La TerceraReunión del presidente Piñera con empresarios Al medio Von Appen / Foto: La Tercera

Las actividades del transporte como la industria portuaria, son un trabajo productivo también, es decir, agregan valor a la mercancía. Evidentemente no basta sólo con el valor creado en el proceso productivo mismo, también es necesario que las mercancías sean transportadas allí donde se requieran, para que finalmente el valor pueda ser realizado en el consumo. Como señala Marx:

“el valor de uso de las cosas sólo se realiza con su consumo y éste puede exigir su desplazamiento de lugar y, por tanto, el proceso adicional de producción de la industria del transporte. Por consiguiente, el capital productivo invertido en ésta añade valor a los productos transportados, unas veces mediante la transferencia de valor de los medios de transporte y otras veces mediante la adición de valor que el trabajo de transporte determina. Esta última adición de valor se descompone, como ocurre siempre en la producción capitalista, en dos partes: una es la que repone los salarios, otra es la plusvalía.(…) La circulación, es decir, el movimiento de las mercancías en el espacio, se traduce en el transporte de las mercancías. La industria del transporte forma, por una parte, una rama independiente de producción y, por tanto, una base especial de inversión del capital productivo. Por otra parte, se distingue por el hecho de manifestarse como la continuación de un proceso de producción dentro del proceso de circulación y para éste.” (Karl Marx, El Capital. Tomo II. Sección Primera. Los Gastos de Circulación. Gastos de Transporte).

De esta manera, el trabajo del transporte coloca a los trabajadores portuarios concentrados geográficamente en una posición estratégica para el funcionamiento de la economía y la sociedad.

La Rebelión Portuaria

En 1903 los estibadores de Valparaíso reclamaban la reducción de sus jornadas y un aumento salarial. Hubo un apoyo masivo de los pobladores del puerto que bajaron de los cerros y donde prevaleció la acción directa de los trabajadores. Esto fue seguido de una fuerte represión que dejó un saldo de decenas de muertos. Al final, gracias a la combatividad de los trabajadores, los salarios aumentaron entre un 10% y 20% y se modificaron las jornadas. Luis Emilio Recabarren, obrero tipógrafo y socialista fundador del movimiento obrero chileno, relataba el 23 de mayo de 1903 en el periódico La Voz del Pueblo los hechos de la huelga portuaria:

“Apenas si hace un mes, un grupo diminuto de trabajadores de mar se declaró en huelga exigiendo lo más natural del mundo: un pequeño aumento a sus escasos salarios. Pero el patrón, ese usurero empedernido, negó ese derecho a sus obreros y declaró que tenía hombres para reemplazarles. En el transcurso de estos treinta días que lleva la huelga, Valparaíso ha presenciado un espectáculo que podremos decir que es la primera vez que se ofrece con los caracteres de hoy.

“Los diversos gremios de mar han ido plegándose a la huelga, paulatinamente unos tras otros, hasta dejar completamente paralizado todo el movimiento de la bahía, probando con esto que entre ellos existe un sentimiento de solidaridad que habla muy en alto de la conciencia que tienen esos trabajadores de sus deberes de compañerismo y han dado un solemne mentís a las compañías de vapores que despreciaron el movimiento huelguista.

“Después de veinticinco o más días de huelga tranquila, soportando la terquedad patronal, la negativa injustificada, del hambre y la miseria en sus hogares, esa falange de trabajadores pidiendo justicia, no pudieron soportar más la tiranía desmedida de unos cuantos burguesotes que han mantenido sin pan a más de tres mil hogares. Perdió la paciencia, salvó los prejuicios de antaño y se lanzó con paso vengador a hacer justicia práctica, a castigar a sus verdugos y a los explotadores.

(…)

“Ellos marcan, en la historia proletaria del país, una página de magnífico ejemplo para los obreros timoratos que se humillan ante la soberbia patronal. No olvidemos la lección que nos da hoy el gremio de obreros marítimos y juntos con ellos no abandonemos la labor de seguir preparando la resistencia al capital, para asegurar el éxito de las luchas sociales que nos aguardan en el porvenir.”

Hoy los trabajadores eventuales del puerto viven una situación de precariedad, propia de inicios del siglo XX en los albores del movimiento obrero chileno en el puerto de Valparaíso. Sus contratos empiezan al comienzo del turno y terminan luego de 7 horas y media al final de la jornada. Según Pablo Klimpel, dirigente del Sindicato de Estibadores Marítimo Portuarios Nº1 de Valparaíso y uno los voceros del movimiento:

esta movilización es producto de las precarias condiciones de trabajo que tenemos en los terminales portuarios, donde hemos vivido una baja considerable de turnos durante los últimos años, pero también, por la falta de una ley que regule nuestras condiciones de trabajo y nos reconozca como a la mayoría de los trabajadores del país. Porque a nosotros no se nos reconoce indemnización por años de servicio, derecho a postnatal y prenatal, derecho a vacaciones pagadas, fuero efectivo a los dirigentes sindicales eventuales, regulación de los permisos para trabajar en el puerto (carnet rojo), pago de capacitaciones, reconocimiento de nuestra labor como trabajo pesado y un sistema de seguridad social integral, entre otras muchas cosas”.

El Grupo Von Appen a través de TPS, en los últimos 10 años ha obtenido utilidades por más de 136 millones de dólares, la demanda de los portuarios equivale a sólo el 1% de esa cantidad.

En un principio la huelga involucraba a trabajadores de ULTRAPORT y OPVAL, empresas que prestan servicios de muellaje en los terminales de Valparaíso, TPS y TCVAL (Terminal Cerros Valparaíso), ambas concesionarias que operan en el Puerto de propiedad estatal administrado por la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV). Los trabajadores de TCVAL alcanzaron un acuerdo a los 13 días de huelga. Por su parte TPS, del grupo Von Appen, se ausentó de múltiples reuniones convocadas para destrabar el conflicto. El alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp de Movimiento Autonomista (uno de los principales grupos políticos del Frente Amplio) junto con algunos parlamentarios han facilitado instancias para mediar en el conflicto, pero el empresario se negaba a cualquier diálogo con los trabajadores optando por el desgaste y la represión. Las demandas de los trabajadores incluyen en principio un bono compensatorio por la disminución de turnos, mesa de trabajo para tratar las condiciones laborales y que no haya represalias contra los huelguistas movilizados.

Barricadas de portuarios en Valparaíso Foto RIVALBarricadas de portuarios en Valparaíso / Foto: RIVAL

El ingeniero y sindicalista asesor de la Unión Portuaria de Chile, Gonzalo Díaz explica que ni el Estado ni la empresa privada han podido generar una transformación del modelo portuario nacional, tras las intensas modificaciones de la industria naviera global que ha significado un aumento de tamaño de las naves y por ende de su capacidad de carga de contenedores. Los puertos chilenos están muy por debajo de los otros de la costa pacífica de América. Por otro lado, tres transnacionales controlan cerca del 80% del transporte marítimo internacional, y por lo tanto, la industria portuaria nacional está inserta ahora en un mercado oligopólico donde las navieras imponen las condiciones.. La Union Portuaria del Bío-Bío expresaba en una declaración los problemas de fondo en la industria portuaria:

“Lo que se está viviendo es la consecuencia de esas enormes faltas del Estado chileno y la poca visión de las empresas concesionarias, que mediante un modelo laboral propio de inicios del siglo XX, buscan subsidiar la precaria infraestructura, institucionalidad y legislación portuaria nacional. Dicho modelo busca no mejorar la eficiencia y productividad de los distintos terminales, sino que esas fallas sean sobrellevadas con trabajadores ultraflexibilizados, faltos de protecciones y derechos mínimos, sin pensar que ese modelo no era sustentable en el tiempo”.

Port rebellion poster

Dado el desprecio de Von Appen hacia los trabajadores, demandas locales y económicas han escalado hacia un conflicto político de mayor envergadura que complica al gobierno. El director de la Empresa Portuaria de Valparaíso, Raúl Celis, tuvo que renunciar. El paro además de afectar los intereses del sector agroexportador, expone el modelo portuario arcaico que impera en Chile junto a las leyes laborales que permiten la precariedad del trabajo eventual. Se pretendía ahogar esta rebelión portuaria mediante la más pura y dura represión. En semanas anteriores, dirigentes portuarios han recibido amenazas de muerte, uno de ellos sufrió un intento de secuestro y un activista simpatizante de la huelga recibió una paliza por parte de desconocidos. Los más de 200 carabineros de fuerzas especiales que allanaron el edificio del sindicato este lunes 17, se dedicaron a destruir todo lo que encontraron, mientras la mayoría de los trabajadores lograron atrincherarse en el techo. Recibieron el apoyo de simpatizantes, estudiantes y trabajadores de la ciudad porteña que acudieron al sector y resistieron la represión durante horas. Otros portuarios que salían de su turno también acudieron a apoyar a sus compañeros. En una muestra de desesperación, un carabinero de civil en un vehículo atropelló a algunos personas que apoyaban a los huelguistas, dándose a la fuga bajo protección de carabineros. La jugada que puso finalmente en jaque a esta ofensiva represiva fue el paro en solidaridad con Valparaíso al que se fueron plegando los puertos a lo largo de todo Chile.

Por un Frente Único de Trabajadores en la Región de Valparaíso

La batalla de los trabajadores eventuales de Valparaíso está dando lecciones muy valiosas. Han buscado una salida independiente de las dirigencias sindicales que se conformaban con acuerdos mínimos. Luego de un mes de huelga, a pesar de la represión y el desgaste, los trabajadores portuarios lograron torcerle la muñeca al gobierno y darle una derrota parcial. Todo mediante los métodos históricos de la lucha de clases – la movilización desde las bases, el paro en solidaridad, la acción directa y la autodefensa. Los portuarios han mostrado disposición para el combate que son un ejemplo para toda la clase trabajadora, y declaraciones y videos indican que su moral sigue muy alta. El pasado miércoles TPS presentó una propuesta a los dirigentes alcanzando un preacuerdo en préstamos, gift cards, cajas de mercaderías y capacitaciones, que los trabajadores calificaron como una miseria y rechazaron en asamblea pues no soluciona el problema de fondo – sus condiciones laborales.

port declaration

Las muestras de solidaridad no paran de sumarse desde sindicatos del sector público, la construcción, la minería, el comercio, la cultura, y estudiantes. Sin embargo, es necesario que la dirección de las principales organizaciones sindicales del país convoquen a acciones concretas como un paro nacional. Por su parte, el alcalde Jorge Sharp debería movilizar a los miles de personas que votaron por él para extender la solidaridad activa con los portuarios, en un Frente Único de Valparaíso que organice a los sectores movilizados de la ciudad, trabajadores, estudiantes, colectivos y organizaciones sociales y políticas. Deben elegirse delegados, formando comisiones y un programa único de demandas que impulse un movimiento huelguístico que enfrente al empresariado en todo el país.

La crisis institucional de Carabineros y las Fuerzas Armadas es un escándalo que expresa la profunda corrupción del bloque dominante. Este sistema capitalista dominado por una minoría debe llegar a su fin, para esto es necesario una revolución socialista por un gobierno de los trabajadores que controle las riquezas del país para la clase obrera. Debe avanzarse la demanda de nacionalización de los puertos bajo control de los trabajadores y al servicio de las necesidades del pueblo, ya que los capitalistas como Von Appen han sido incapaces de modernizar los puertos y dar condiciones dignas para los portuarios y sus familias.

Afiche hinchas del Club de Deportes Santiago Wanderers equipo local de Valparaíso

Carabineros de Chile asesina a joven mapuche Camilo Catrillanca. ¡Desmilitarización del Wallmapu ahora y disolución del Comando Jungla al servicio de las empresas forestales!

En las proximidades de Ercilla en la región de la Araucanía, el joven mapuche Camillo Catrillanca de 24 años de edad fue asesinado por efectivos del llamado Comando “Jungla” de Carabineros de Chile. El weichafe era nieto del Lonko de Temucuicui, y deja además a su esposa embarazada y una hija de 6 años.

Camilo se encontraba conduciendo un tractor en compañía de un menor de 15 años cuando fueron alcanzados por disparos y un proyectil le habría dado en la parte posterior de la cabeza. Si se revisa el historial de asesinatos cometidos por carabineros contra mapuche, el caso es brutalmente similar a otros. Disparos por la espalda que terminan con la vida de jóvenes y menores de edad, mientras las autoridades se apresuran a asegurar que habría sido un “enfrentamiento” y carabineros obstaculiza las pericias.

Este es el último episodio de un proceso de militarización y represión en el Wallmapu, que deja una serie de mapuche asesinados en “democracia”. En noviembre del 2002 Alex Lemún de 17 años, falleció luego de agonizar cinco días producto de una bala disparada por el mayor Marco Aurelio Treuer. Emblemático ha sido también el asesinato de Matías Catrileo baleado por el cabo segundo Walter Ramírez, durante el gobierno de Michelle Bachelet en 2008. Carabineros de Chile actúan como defensores de la propiedad privada, en particular de los predios de las empresas forestales. La institución policial viene de protagonizar un caso de espionaje y colocación de pruebas falsas, escándalo conocido como Operación Huracán, que provocó la salida de numerosos altos rangos de Carabineros. Sumado a que hace algunos meses se investiga la misma institución por fraudes que ya ascienden a 30 mil millones de pesos.

La derecha pierde la iniciativa

Desde un principio las versiones oficiales de las autoridades llaman a la desconfianza. El lenguaje utilizado en las respuestas pauteadas y comunicados del ministro del interior y seguridad pública Andrés Chadwick, el Intendente de la Araucanía Luis Mayol y el general director de carabineros Hermes Soto, recuerdan terriblemente a los montajes de la dictadura, especialmente para toda una generación que creció mirando estas falsedades por la tele. El operativo del grupo “táctico” de Carabineros se habría producido luego de que una llamada telefónica anónima denunciara el robo de unos vehículos, un delito común en un país donde se roban más de 100 automóviles al día. En un principio los carabineros de la comisaría local habrían acudido al llamado, y sólo luego de recibir disparos por parte de desconocidos el Comando Jungla procedió con su operativo.

Vice presidente Andrés Chadwick y Ministro del interior s Ubilla. Foto EMOLVice presidente Andrés Chadwick y Ministro del interior s Ubilla / Foto: EMOL

El llamado Comando Jungla es una unidad de élite formada en la experticia del combate al narcotráfico en situaciones de extrema violencia, siendo instruidos en Colombia por sus tan “distinguidas” fuerzas policiales en un contexto diferente a la realidad que se vive en la Araucanía. Al menos 200 policías irrumpieron en el área, disparando a mansalva en una acción completamente descriteriada, apoyados por tanquetas y helicópteros. Luego de dar muerte a Camilo Catrillanca, los uniformados tomaron detenido al menor que lo acompaña, de iniciales M.P.C. testigo clave del asesinato, lo golpean brutalmente y lo mantienen detenido ilegalmente durante horas. El general Hermes Soto señaló que los carabineros no portaban cámara, situación desmentida por la investigación y el Instituto de Derechos Humanos (INDH) luego que MPC declarara y se descubriera que los registros fueron destruidos por carabineros. A la fecha cuatro uniformados han sido dados de baja. Según el relato del menor, el sargento 2° Raúl Ávila es quien llevaba la cámara, cuyas imágenes fueron borradas, además de ser responsable de los disparos que provocaron la muerte de Camilo.

Imagen con foto de Camilo Catrillanca viralizada en redes socialesImagen con foto de Camilo Catrillanca viralizada en redes sociales

Cuando se conocieron las tristes noticias, las denuncias se extendieron masivamente en las redes sociales, colocando el hashtag #RenunciaChadwick como trending topic mundial. Se registraron protestas en Santiago, Valparaíso, Concepción, Temuco, Rancagua, Iquique, entre otras ciudades. Para el día viernes existía en Santiago una manifestación convocada por grupos ambientalistas, en relación a la lucha que se da en la localidad de Quintero-Puchuncaví, que hace sólo algunas semanas vió a unos de sus líderes muerto en extrañisimas circunstancias. Muy probablemente un asesinato encubierto a un dirigente pescador que encabezaba las movilizaciones, similar al caso de la activista Macarena Valdés en 2016 que también se dió a conocer como un “suicidio” y luego se demostró la posible acción de terceros. La convocatoria en Plaza Italia contó con varios miles de personas, que sumaban la indignación frente al asesinato de Camilo Catrillanca. Luego de la represión policial las barricadas se desplegaron durante horas en diversos puntos del centro capitalino. En las jornadas sucesivas se han producidos manifestaciones en Temuco y en las cercanías de Ercilla, y se han producido ataques incendiarios de dudosa autoría contra escuelas y otros edificios. Lamentablemente, esto último ayuda a fomentar el imaginario de “jungla” y “zona roja” que el gobierno vende. En Santiago el domingo en la noche se produjeron caceroleos, que en comunas como Santiago centro, Ñuñoa y Providencia fueron muy concurridos en las calles, pidiendo la renuncia de Chadwick y Mayol, responsables de la represión y la militarización de la Araucanía.

Mientras toda esta noticia se desarrollaba, Piñera se encontraba ausente de gira en Singapur lo que le quitó exposición pública, pero la situación para el gobierno es delicada. El programa de gobierno de Sebastián Piñera contempla a la Araucanía como uno de sus 5 ejes principales, proponiendo un gran “Acuerdo Nacional para el Desarrollo y la Paz” en la región que involucra diversos actores privados y públicos en el “Plan Impulso Araucanía”. Se proyecta el desarrollo en infraestructura, salud y educación, así como en aspectos culturales que buscan avanzar hacia el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas, a la vez que en un apartado de Seguridad se lee “mejoramiento de la infraestructura y modernización policial, nuevo sistema de inteligencia y fuerza conjunta antiterrorismo”, que ya sabemos en qué resulta. Se anuncia una inversión pública de 8 mil millones de dólares para el período 2018-2026, proyectando la reactivación económica en la región que tiene los más altos índices de pobreza del país. El 24 de Septiembre se presentó el documento, elaborado por el Ministerio de Desarrollo Social y la intendencia, encabezados por Alfredo Moreno y Luis Mayol respectivamente, pero bastaron sólo 50 días para desacreditar el documento y las “buenas intenciones”.

El gobierno lleva la problemática a la esfera de la Seguridad, donde la derecha siempre responde con medidas efectistas que tienden a fortalecer el aparato represivo del Estado. En Educación han dispuesto del proyecto Aula Segura, lleno de manipulaciones mediáticas y desinformación descarada, que criminaliza a los estudiantes en sus lugares de estudio. Esto no soluciona en nada la profunda crisis de la educación de mercado que el movimiento estudiantil viene denunciando hace años. A su vez, el “conflicto” Mapuche tiene una profundidad histórica y política, que no se solucionará militarizando la región vendiendo una imagen de “Jungla” narcoterrorista o del vietcong; o reduciéndolo a un problema de pobreza y desarrollo económico.

El derecho a la autodeterminación en el Wallmapu

“los mapuches eran hijos y amos de la tierra desde antes que existiera la memoria, y en los bosques, obedeciendo los dictados del admapu, aprendieron a tratar a las plantas como a hermanas menores,…cuando tenemos necesidad de cortar un árbol viejo plantamos un arbolito joven en su lugar, y si es frutal plantamos dos, y enseñamos a nuestros hijos a que respeten las flores, porque tienen vida, y a cortar sólo las que estén abiertas y a punto de caer, y aprendieron también nuestros antepasados, y nos lo enseñaron a nosotros, que los animales eran igualmente hermanos nuestros,

(…)

Los fuertes y ciudades se iban clavando entonces como espinas en la tierra pero la raza no se rendía, y muchos, dijeron, dicen, “dejémonos tomar prisioneros para conocer por dentro los campamentos de estos españoles, sus animales y las armas que les dan su poderío y descubrir las flaquezas de los winkas para derrotarlos”, y nuestros antepasados también dijeron “esta vez hemos de formar un ejército mucho más poderoso, con nuevas armas y capaz de combatir con nuevas mañas”

(…)

no bastarán al rey de España todos los hombres que pueda enviar para salvar los fuertes y ciudades que hoy les estamos arrebatando, y al vencer a los valientes y feroces guerreros españoles más lucirá el valor de los mapuche, que a nadie enorgullece derrotar al débil, y así castigaremos para siempre su soberbia, doblegaremos su altivez, pondremos fin a su codicia y a sus abusos y conseguiremos la verdadera paz.”

Discurso de Pelantaro, vencedor de Curalaba en 1598, según sacerdote Juan Barba.

El pueblo-nación mapuche reivindica su territorio ancestral, el Wallmapu, que comprende al menos 10 millones de hectáreas, tierras que se les reconocieron en tratados con los españoles en los parlamentos, y que han sido sucesivamente usurpadas por los estados chileno y argentino al servicio de las oligarquías terratenientes criollas. Datos históricos y arqueológicos prueban la existencia de un horizonte cultural homogéneo ya alrededor del primer milenio de nuestra era, una continuidad de prácticas, formas de organización, de pensamiento y una lengua propia (mapuzungun). La diversidad de sus expresiones en un variado territorio, reafirman su característica principal, una sociedad mapuche en relación dinámica y estrecha con el medio natural. Así, la presencia milenaria del Wallmapu se encuentra presente en la conciencia colectiva mapuche, que reclaman entonces su derecho a la autodeterminación.

Liceo de Ercilla en toma. Foto Felipe DuranLiceo de Ercilla en toma / Foto: Felipe Duran

El pueblo mapuche es uno de los poquísimos pueblos originarios que mantuvieron una cierta autonomía durante la conquista española, el período colonial y la formación de las repúblicas criollas. La variedad de ecosistemas en el Wallmapu permitía una abundancia de recursos y una economía diversificada al sur del Bío-Bío. Poseían una gran cantidad de ganado, que crecían libremente y eran también usados como moneda. En las primeras décadas de la República, ha sido la oligarquía terrateniente quién buscará echar mano sobre el ganado y las tierras del Wallmapu para desarrollar la economía agroganadera. De esta manera, la Guerra del Pacífico y la Ocupación de la Araucanía en la segunda mitad del siglo XIX, fueron procesos que consolidaron a la clase dominante en el poder del Estado chileno. La burguesía comercial y la clase terrateniente se repartieron las ganancias que ofrecieron la expansión territorial hacia el norte minero y las tierras sureñas.

El negocio forestal

Con la promulgación del Decreto Ley N°701 del año 1974 (Ley de Fomento Forestal), se agudizó aún más la tensión entre el Wallmapu y el Estado Chileno. La dictadura cambiaba así drásticamente las relaciones productivas de la región, instaurando un modelo forestal, que al igual que legislaciones forestales anteriores no entregaba un ápice de autonomía a comunidades mapuche (Como la ley “conservacionista” de 1931 o Ley de Bosques). De esta manera, se han entregado por varios años a privados bonificaciones que variaban principalmente entre el 90% y el 75% para subsidiar los costos netos de la administración, manejo y plantación forestal. Además, el D.L N°701 buscó revocar administrativamente el proceso de Reforma Agraria en la región, anulando jurídicamente algunas de las tierras restituidas a comunidades mapuche durante el gobierno de Salvador Allende.

¿Qué significó esto? Claramente el objetivo colonizador y subsidiario del Estado brotó casi tan rápido como los bosques de Pinos y Eucalyptus, y con ello también, las ganancias de las grandes empresas forestales que aprovecharon la mano de obra barata en la zona. Las comunidades mapuche vieron como durante 1976-1992 el Estado Chileno (a través de la Corporación Nacional Forestal CONAF) aportó a empresas forestales 110 millones de dólares, y sólo en la Región de la Araucanía aportó casi un 30% de este por concepto de bonificaciones a la forestación. Con ello, han sido los grupos Matte y Angelini, principales grupos empresariales de Chile, los más beneficiados durante todos estos años. Se destaca por ejemplo, que algunas empresas forestales de la familia Angelini concentren hectáreas que triplican a las ocupadas por la totalidad de las comunidades mapuche (400.000 hectáreas aproximadamente). De esta manera, Forestal Arauco S.A con 906.000 (ha), Bosques Arauco S.A 171.000 (ha) y Forestal Celco S.A con 246.000 (ha) superan ampliamente al territorio mapuche reconocido actualmente. Por otro lado, otras empresas como Forestal Mininco, o la empresa CMPC del grupo Matte, que cuenta con casi 400.000 hectáreas plantadas, también forman parte de este monopolio.

Piñera quiere arrancar para adelante,¡ No lo permitamos!

Frente a los movimientos de oposición al gobierno de Piñera, este ha reaccionado radicalizando sus posturas mercantilistas. A las demandas de la coordinadora No Más AFP que convocó una movilización nacional el mes pasado, Piñera respondió enseguida por cadena nacional proponiendo una reforma que de conjunto valida el sistema privatizado de pensiones (que actualmente otorga un 79% de pensiones por debajo del salario mínimo y 44% inferiores a la línea de la pobreza). Plan elaborado por su hermano José Piñera, designado ministro del Trabajo en la dictadura. Ahora el presidente ha justificado el actuar de Carabineros, y ha ratificado su confianza en el ministro Chadwick y el intendente Mayol. Sumado a que la derecha de la mano de las iglesias evangélicas ha irrumpido en comunas pobres del sur del país que históricamente daban mayoría electoral a la izquierda y el Partido Comunista, se dificulta así que el presidente pueda desmarcarse de su base de apoyo más conservadora y reaccionaria.

Liceo de Ercilla en toma. Foto Camilo TapiaLiceo de Ercilla en toma / Foto: Camilo Tapia

La actitud prepotente y represiva que el gobierno ha desplegado en varios frentes, ha acentuado la radicalización en amplios sectores de la sociedad, hastiados con un modelo económico que corrompe todo aquello que resulta preciado para el desarrollo de las sociedades humanas. Los grupos empresariales han hecho un negocio con la educación, la salud, las pensiones, la vivienda y el medioambiente. No es extraño entonces que miles de personas cuestionen el sistema capitalista que antepone el derecho a la propiedad privada de una minoría, por sobre el respeto a la vida y la naturaleza. A pesar de la intransigencia del gobierno, las manifestaciones de apoyo a las comunidades mapuche se han extendido a diversos sectores movilizados y ponen al gobierno de Piñera en un serio impasse.

En esta situación se ha visto el carácter de un Estado al servicio de los empresarios. Una alianza reaccionaria entre las fuerzas armadas, medios de comunicación, empresarios y terratenientes ha prevalecido por décadas en la región, alianza sellada en la dictadura pinochetista que ha incubado una maquinaria represiva y continuada también durante el período concertacionista. La corrupción y la impunidad que observamos son derivados de un sistema basado en la desigualdad y no hay reforma o acuerdo que pueda cambiar esta herencia centenaria. Los rostros del actual gobierno son el brazo civil de la dictadura, nostálgicos del autoritarismo que quieren reproducir en nuestros tiempos, son la insoportable sonrisa de la impunidad, criminales de cuello y corbata. La juventud que heredó la constitución antidemocrática de Pinochet, no aguantan más las injusticias. Las generaciones más experimentadas recuerdan los sacrificios por derribar la dictadura y deben sumarse a las movilizaciones que les esperan con los brazos abiertos. Lamentablemente no hay reforma que consuele el dolor de los abominables crímenes cometidos contra los pueblos originarios. Sólo a la luz de acciones y resultados concretos de movilización conjunta de los explotados y oprimidos, se probarán nuestros métodos de lucha como un ancho camino para una nueva sociedad.

Barricadas en Santiago. Fotos Luis Hidalgo y Jorge VargasBarricadas en Santiago / Foto: Luis Hidalgo y Jorge Vargas

Para avanzar en una perspectiva revolucionaria con independencia de clase es indispensable que los trabajadores asuman la importancia de llevar a la victoria las justas demandas de las comunidades mapuche. Para esto es necesario que la CUT, la Confech, la Coordinadora No Más AFP y todas las organizaciones de trabajadores, mujeres, estudiantes, llamen a movilizar desde las bases. Para que nunca más tengamos que lamentar la muerte de un joven mapuche, una activista ambiental, un dirigente sindical o un estudiante, debe exigirse la disolución inmediata del Comando Jungla, desmilitarización del Wallmapu, y por el reconocimiento de los derechos políticos y sociales del pueblo-nación Mapuche.